Blogia
A L i

LA GENERACION DEL PULGAR

Un buen amigo mío, Miguel A. Castañon (psicólogo), escribió un artículo interesante sobre el uso del móvil en nuestros días, aqui os lo dejo para que lo leais:
La sociedad española, que tiene un porcentaje de penetración del teléfono móvil considerablemente mayor al del fijo (el 69%), se ha acostumbrado a convivir con un pequeño dispositivo en el bolso, sobre todo los adolescentes, uno de los mercados más atractivos para las compañías de teléfonos móviles. Según Nokia, el 28% de los usuarios de móviles en España tiene entre 15 y 24 años. Una generación denominada la generación del pulgar, por su destreza a la hora de utilizar este dedo para manejar sus terminales.
“El envío de mensajes SMS ha tenido tanto éxito entre los adolescentes que incluso algunos han adquirido costumbres sorprendentes, como la de utilizar el pulgar para pulsar los timbres de las puertas, en lugar de utilizar el índice como sería normal”, asegura la doctora Sadie Plant.
Expertos de la Universidad de Warwick descubrieron que los niños que crecieron manipulando teléfonos móviles y consolas de juego cambiaron la forma clásica de uso de los dedos: de los índices pasaron a los pulgares para enviar e-mail, marcar teclas y utilizar joystick, entre otros dispositivos.
Esta generación demostró que para aprovechar eficientemente las propiedades de un celular es necesario ocupar ambos pulgares, incluso sin mirar las teclas. Lo impresionante, según los investigadores, que llevan años trabajando en el impacto social de la tecnología, es que ha sucedido un cambio que antes tardaba varias generaciones.
El doctor Alejandro de Marinis, neurólogo, explica que esto se debe a una característica propia del cerebro humano que nos permite adaptarnos al entorno y, en definitiva, sobrevivir: “La plasticidad del cerebro se expresa en tres niveles; la sinapsis -conexión entre neuronas- se hace más rápida, por ejemplo, que los niños muevan sus pulgares con destreza y rapidez; la capacidad de establecer nuevas conexiones, lo que ayuda a realizar mejor una tarea; y el uso de zonas del cerebro para otras actividades según los requerimientos.”
Las investigaciones ponen de manifiesto que los más jóvenes utilizan el teléfono como un pasatiempo, los que son un poco mayores lo usan para ligar o presumir. Los hombres tienen una mayor tendencia a mostrar su móvil para alardear de él, sobre todo si se encuentran en un grupo de personas de su mismo sexo. A la hora de ligar, son muchos los hombres que utilizan el móvil como un instrumento de virilidad, y presumen de nuevos modelos ante sus víctimas. Las mujeres, en cambio, son más propensas a utilizarlos para espantar al género masculino cuando no quieren ser molestadas.
La habilidad de algunos jóvenes puede llegar hasta límites insospechados. Este es el caso de unos universitarios japoneses que, aprovechando las prestaciones que les ofrecen las tecnologías de tercera generación, utilizaron el correo electrónico de los móviles para copiar en un examen. El profesor ni se dio cuenta ya que, según él, es una práctica muy extendida el tener el celular sobre la mesa para utilizarlos aparentemente como reloj. La proliferación de terminales entre los estudiantes ha hecho que los docentes exijan a sus alumnos desconectar los móviles antes de entrar en clase.
Para Juan Alberto Estallo, psicólogo del Instituto Nacional de Psiquiatría de Urgencias de Barcelona, la diferencia entre ser un usuario normal y un esclavo de la tecnología radica en "cuando se usa el móvil sin ninguna finalidad clara o se prefiere el móvil a una conversación cara a cara".
Aunque, de momento, nadie se atreve a establecer un perfil específico del 'adicto al móvil', se han constatado una serie de aspectos que comparten los jóvenes que hacen de él un uso excesivo. El problema de la 'telefonitis' aparece cuando una persona siente una necesidad imperiosa de usar el móvil a cualquier hora del día, envía compulsivamente SMS, se aísla y, además, recibe unas facturas telefónicas enormes. El móvil entre la juventud otorga prestigio y afirmación social. El que recibe más mensajes o más “toques” es el más valorado. Hay adolescentes que, incluso, duermen con el móvil en la mano para poder contestar inmediatamente los mensajes, lo que les impide descansar correctamente. Los remitentes están siempre pendientes del SMS que se envía, de la espera de la respuesta -se frustran si no la hay- y del contenido.
Esta especie de 'adicción tecnológica' provoca ansiedad, irritabilidad, crispación y bajo nivel de atención a otros temas. El Proyecto Hombre ha establecido un programa de 4 meses de duración que intenta aportar autoestima al 'adicto', potenciar sus relaciones personales y reducir -que no prohibir- el uso del móvil. Asimismo, en Dinamarca existe una clínica de desintoxicación desde 1998 que trata casos de este tipo como si fueran ludopatías.
Saber desconectar a tiempo es la clave que marca la frontera entre servirse de las Nuevas Tecnologías o estar al servicio de ellas.
(Mag. Castañón)

1 comentario

Vila Sandra Rosa -

Realmente estoy muy de acuerdo con este artùculo, comos los docentes que debemos cambiar para que en el aula se den aprendizajes significativos y no miremos a la generaciòn del pulgar como si hubiesen llegado de otro planeta. Orientèmoslo y que ellos nos ayuden a nosotros.